lunes, 5 de marzo de 2012

La Imprenta en México


La conquista de México precede en una docena de años a la del Cuzco, y así todo en la organización del virreinato del Perú va con algunos años de retraso; ya que la imprenta apareció en Lima unos cuarenta y cinco años más tarde que en México. Se mencionan obras impresas en México en los años 1535 y 1537, pero hoy son desconocidas; y de cualquier forma, la Imprenta no debió tener desarrollo, caso de existir, pues Sevilla imprimía libros de catequesis, como la Doctrina en lengua de indios de Mechuacán ( Sevilla, 1538), del obispo don Vasco de Quiroga. Se tuvo en el país la fortuna de tener por primer obispo un hombre de excepcionales dotes organizadores, fray Juan de Zumárraga, y a él sabemos que cabe el mérito de las gestiones conducentes a la obtención de la licencia y ayuda necesarias para la presa.

En el año de 1539 sacó Juan Pablo a luz la Breve y mas compendiosa doctrina cristiana, obra mandada imprimir por el mismo Zumárra; esta publicación fué dada a conocedor Jiménez de la Espada y hoy es ignorado su paradero. Tras esa Docrina nos es conocido cierto Manual de los adultos para bautizar, obra de Fray Pedro de Logroño, impresa en 1540, cuyas dos únicas hojas existentes se guardan en la Biblioteca Nacional de Madrid.

En la producción misional impresa en México se destaca el burgalés Fr. Juan de Gaona, Franciscano, estudiante en París, catedrático de Teología en Valladolid, va a consagrar su esmeradísima formación eclesiástica al servicio de los indios, cuya lengua mexicana domino como nadie. En la impresión de estos libros misionales, muchos de Alonso Molina, además de trabajar la oficina del ya citado Juan Pablos, se distinguió notablemente Antonio de Espinosa, el segundo impresor que aparece en América, renovador de las prensas mexicanas. A él se debe la supresión del monopolio que cerca de veinte años venía disfrutando Juan Pablos con gran prejuicio del arte tipográfico.

Publicaciones Litúrgicas y Científicos.

En cuanto a la imprenta de Espinosa es notable por que de ella salen varios libros litúrgicos, de rezo y de canto, cuya belleza y primor de ejecución, en tintas roja y negra, hermosos grabados, orlas de paginas e iniciales ornadas, compiten con las mejores obras de su clase producidas por la tipografía europea.

El iniciador de las publicaciones científicas es el agustino toledano Fr. Alonso de la Vera Cruz. Formado en la Universidad mexicana y para su enseñanza en ésta escribió importantes obras, dándose el caso de que la Universidad madre recogió y utilizó los textos de la Universidad colonial. Algunos de los títulos fueron La Recognitio Summularum, impresa en México por Juan Pablos en 1554, fué reimpresa varias veces en Salamanca, en 1562, 1569, 1573, 1593, ampliando su título: Recognitio Summularum cum texto Petri Hispani, et Aristotelis. De estos textos universitarios, salidos de las varias imprentas que se establecieron en México, se conservan otros muchos como la Introductio in Dialecticam Aristotelis, del P. Francisco de Toledo, junto con el tratado de Sphaera, del P. Francisco de Maurolico, 1578, el De construcciones coto partium orationis, del P. Manuel Alvarez, 1579, etc.

El primer libro de medicina que se publica en el Nuevo Mundo es el de las Opera medicinalia, del andaluz Francisco Bravo, natural de Osuna, impresas por Pedro Ocharte en 1570. Después, en 1578, la Suma y recopilación de la chrigía del conquense Alonso López, natural de los Hinojosos. En el presente Colección de Incunables se incluye el Tractado breve de 1592, cuyos libros Cuarto y Quinto comprendan también la Cirugía y la Anatomía.

Impresos Literarios

En la lengua latina aparecen en la primera muestra tipográfica que conservamos. Al final del ya citado Manual de Adultos, una de las paginas está ocupada por varios místicos debidos al burgalés Cristonal de Cabrera, primer ensayo de versificación clásica renacentista hecho en el Nuevo Mundo, primer latín impreso en el continente americano. El jesuíta italiano Vivente Lanuchi renovó entonces en México la perpetua cuestión, agitada desde la antigüedad, de si los autores paganos debían ser leídos por los cristianos; sus escrúpulos fueron desaprobados por los superiores, y en 1577 los jesuítas publicaban un Ovidio a la vez que unos Emblemata de Alciato, para uso de las escuelas de la Compañía.

Entre las obras literarias en romance se menciona en primer lugar el Cancionero Espiritual, de Fr. Bartolomé de las Casas, impreso en 1546. Más tarde tenemos de Cervantes de Salazar el Túmulo Imperial, impreso en 1560, describiendo las honras fúnebres de Carlos V en la capital del Virreinato; lleva este libro un diseño del catafalco imperial, grabado hecho en México para el nuevo impresor Antonio de Espinosa. El sevillano Juan de Cárdenas, al año siguiente de graduarse de Doctor en Medicina, y a sus veintiséis años de edad, pública la primera parte de los Problemas y secretos maravillosos de las Indias, curiosa muestra de la credulidad de los autores clásicos sirviendo de autorizado apoyo a la credulidad de las maravillosas indianas. Las obras de mayor importancia en la historia literaria no se inician sino en los primeros años del siglo siguiente con la Grandeza Mexicana de Valbuena, en 1604, y con la Ortografía de Mateo Alemán, 1609.

Publicaciones Pragmáticas

En cuanto a este tipo de publicaciones, las pragmáticas o de negocios y noticias se habrán perdido en su mayor parte, a causa de su interés efímero y de su uso práctico cotidiano. Muestra de este género de impresos es la Relación del espantable terremoto que ágora nuevamente ha acontecido en la cibdat de Guatemala, 1541, por Juan Rodriguez, que es también de las muestras tipográficas más antiguas conservadas.

La Imprenta en Lima

En Lima la imprenta se inicia como una prolongación de la de México. El piamontés Antonio Ricardo, natural de Turín, después de trabajar varios años en México como impresor, se traslado a Lima en 1579, sin preocuparse de obtener la licencia real necesaria para ejercer su arte, por lo cual sus útiles fueron embargados.

Fueron las necesidades catequísticas, en Lima como en México, las que dieron el paso decisivo para vencer la dificultad. Como el Concilio de Lima de 1582-83 dispusiese la redacción de un catecismo para adoctrinar a los indios, los jesuítas, el célebre P. José de Acosta entre ellos, emprendieron la redacción de la obra, y enseguida gestionaron cerca de Felipe II la licencia para imprimir en Lima.

Conclusiones

Hemos visto la necesidad constante por querer mejorar los modos de comunicación en los medios, por medio de la imprenta, en los libros. Preocupados por mejorar el material de las escrituras e implementar los conocimientos, algunos han buscado la forma de evolucionar en los procesos de la imprenta y la escritura en el país. Hoy, el medio más recurrente de escritura y de publicaciones se encuentra principalmente en el internet, sin la necesidad tampoco de eliminar la cultura del libro. Quizás mañana nuestro compromiso constante por mejorar, adaptar y facilitar el acceso a las publicaciones, información, literatura, etc, harán de la comunicación humana un futuro utópico e imaginable para todos, solo se trata de mantener en cambio constante, con un fin humano y creativo y un futuro más igualitario y menos costoso.

No hay comentarios: